Técnicas de reencuadre y enfoque en el presente
- Amplowork
- 20 may
- 2 Min. de lectura

A veces, el mundo interior se vuelve tan ruidoso que es difícil distinguir lo real de lo temido.
La ansiedad nos habla con un lenguaje urgente, repetitivo, intenso.
Pero hoy, te invito a dar un paso atrás. A mirar con más claridad. A reenfocar tu atención y reformular el sentido de tus pensamientos.
En este espacio, vamos a hablar sobre dos herramientas poderosas: El reencuadre mental y el enfoque en el presente. Prácticas que pueden ayudarte a salir de la espiral ansiosa y recuperar la sensación de control, serenidad y realidad.
Reencuadrar es cambiar la perspectiva desde la cual interpretamos una situación.
Cuando estás ansioso, sueles mirar los eventos desde un ángulo cargado de temor o fatalismo. El reencuadre no niega lo que sientes.
Lo que hace es invitarte a preguntarte:
¿Existe otra manera de mirar esto?
¿Una más realista, más útil, más compasiva?
Imagina que tienes una cámara de fotos. Estás enfocado en una imagen borrosa de amenaza. El reencuadre sería ajustar el lente para ver la misma escena desde otro ángulo. Tal vez desde más lejos. Tal vez con otra luz. Tal vez, descubriendo que eso que parecía tan grande no lo era tanto.
Por ejemplo: “No voy a poder con esto” se puede convertir en: “Estoy ante un reto, pero no estoy solo. Puedo pedir ayuda.”
“Siempre me pasa lo mismo” puede transformarse en: “Estoy empezando a notar un patrón, y ahora tengo la oportunidad de actuar diferente.”
Escucha tus pensamientos y ensaya decirlos como si hablaras con alguien que amas.
Pasa de: “No sirvo para esto” a “Hoy me siento inseguro, pero estoy en proceso de aprender.” ¿Qué pasaría si cada error fuera solo información? Solo una etapa.
Piensa: ¿cómo vería esto alguien ajeno a la situación? ¿Cómo lo vería tu yo del futuro? ¿Y si lo estuviera viviendo un amigo tuyo?
¿Qué hay de cierto en este pensamiento?
¿Estoy anticipando sin evidencia?
¿Qué puedo controlar ahora mismo?
¿Qué valor importante hay detrás de este miedo?
Repetir frases que reencuadren tus pensamientos puede ayudarte a interrumpir patrones ansiosos:
“Soy más que lo que me preocupa.”
“Mis pensamientos no son hechos.”
“En este momento, estoy a salvo.”
La ansiedad te arrastra al futuro con preguntas como “¿y si…?”.
Pero el presente es el único lugar donde la vida ocurre de verdad.
Y cada vez que te anclas en lo que está ocurriendo ahora, la ansiedad pierde fuerza.
Haz una cosa a la vez. Lava los platos sintiendo el agua. Camina notando el suelo bajo tus pies. Lee una frase y deja que se quede contigo un momento. Todo acto consciente es una pequeña meditación. Reencuadrar no significa negar la realidad. Significa elegir ver la vida de una forma que te sostenga, no que te derrumbe. Y enfocarte en el presente no es huir del futuro. Es prepararte mejor para él, desde un lugar de paz.
Puedes practicar esto todos los días, con pequeños gestos. Y poco a poco, la mente se entrenará para no correr tan lejos ni tan rápido. Para estar contigo. Aquí. Ahora. Porque este instante aunque parezca simple es el único que verdaderamente tienes. Y en él, puede empezar el alivio.
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