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Ejercicio de journaling guiado



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Bienvenido a este espacio íntimo.

Hoy, no vamos a intentar resolverlo todo.

Hoy, simplemente vamos a escribir.


Pero no desde la obligación, ni desde el juicio. Sino desde la curiosidad, desde la honestidad, y desde ese lugar donde lo que sientes tiene permiso para existir. Este es un ejercicio de journaling guiado. Una práctica de escritura terapéutica, donde vas a explorar tus pensamientos, emociones y sensaciones, sin filtros. Nadie va a leer lo que escribas. No hay respuestas correctas. Solo tu verdad, tal como es ahora.


Prepárate. Busca una hoja en blanco, un cuaderno, un bolígrafo que te guste.

O abre una nota en tu dispositivo. Este es tu momento. observa cómo estás hoy.


Ahora escribe:

¿Qué estoy sintiendo en este momento, física y emocionalmente?

¿Dónde siento la ansiedad en el cuerpo? ¿Tiene forma, temperatura, color?

¿Qué pensamientos están rondando por mi cabeza ahora?


No importa si lo que escribes parece confuso. A veces, solo ponerlo en palabras ya es una forma de liberación.


Ahora escribe con más detalle:

¿Qué situaciones específicas me están generando ansiedad últimamente?

¿Qué es lo que más temo que ocurra?


Permítete ser sincero. Incluso si lo que escribes parece exagerado o irracional. Aquí no estás buscando lógica, estás buscando comprensión.


Ahora vamos a reencuadrar. Respira hondo. Y responde:

¿Qué parte de estos miedos depende de mí? ¿Qué no depende de mí?

¿Hay otra manera de ver esta situación? ¿Una más amable o más objetiva?


Deja que la escritura sea una conversación contigo mismo. Una que te escuche, te abrace y te muestre nuevas rutas.


Vamos a conectar con lo que está ocurriendo ahora, no en el futuro ni en el pasado.

¿Qué cosas concretas tengo hoy que me sostienen?

¿Qué aspectos de mi vida agradezco ahora mismo?

¿Qué acciones pequeñas puedo hacer hoy para sentirme un poco mejor?


En medio de la ansiedad, estos recordatorios te traen al suelo firme del presente. Para cerrar este ejercicio, escribe una o dos frases que te gustaría recordarte a ti mismo cuando vuelvas a sentir ansiedad. Puede ser algo como: “Estoy haciendo lo mejor que puedo.” “Esta emoción pasará.”


Has hecho algo poderoso hoy. Te has escuchado. Te has permitido sentir. Te has dado espacio. Eso ya es un acto de valentía. Puedes volver a este ejercicio cuando lo necesites. Releerlo. O simplemente agradecer el hecho de haberlo escrito y dejarlo ir. Recuerda: escribir no resuelve todo, pero sí ilumina. Y donde hay luz, hay camino.

 
 
 

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