top of page

Cómo el mindfulness transforma la ansiedad




Escuchar el artículo

La ansiedad tiene una característica muy particular: no vive en el momento presente. Siempre nos arrastra hacia otro lugar. Nos proyecta hacia un futuro incierto, nos ancla a errores pasados o nos hace imaginar situaciones que aún no han ocurrido y que, probablemente, nunca ocurran. Por eso, cuando hablamos de mindfulness, no hablamos de una moda pasajera ni de una simple técnica de relajación.


Hablamos de un entrenamiento mental que nos invita a volver al único momento en el que realmente podemos vivir: el ahora. Mindfulness, o atención plena, es la capacidad de estar presentes, con plena conciencia, sin juicio, en lo que está ocurriendo en este momento. Significa observar lo que sucede en nuestra mente y cuerpo sin intentar cambiarlo, resistirlo o evitarlo. Solo estar con ello. Verlo tal como es. Y aunque parezca simple, este gesto cambia profundamente nuestra relación con la ansiedad.


Cuando estamos ansiosos, solemos decirnos cosas como: “No debería sentir esto.” Tengo que calmarme ya.” ¿Y si esto nunca se me pasa?” Ese diálogo interno genera más presión, más malestar, más miedo. Queremos eliminar la ansiedad cuanto antes, lo que nos lleva a pelear con ella, a temerla… a sentirnos atrapados. Mindfulness nos propone algo distinto: no pelear con la ansiedad, sino sentarnos con ella. Observarla como un visitante incómodo, sí, pero pasajero. Un estado que aparece en nuestro cuerpo y mente… pero que no define quiénes somos.


Cuando aplicamos mindfulness a la ansiedad, estamos aprendiendo a Notar los síntomas físicos, como la tensión muscular, el corazón acelerado o la respiración superficial, sin interpretarlos como señales de peligro, sino como lo que son: reacciones del sistema nervioso. Reconocer los pensamientos ansiosos como eventos mentales y no como verdades absolutas.
Por ejemplo, en vez de decir “me va a pasar algo malo”, podemos decir:
“Estoy teniendo un pensamiento de miedo. Es solo un pensamiento. Puedo observarlo y dejarlo pasar.”


Mindfulness no es ignorar la ansiedad. Tampoco es resignarse. Es elegir una forma más compasiva y sabia de convivir con ella.
Es mirarla a los ojos, decirle: “Te veo. No me asustas. No necesito huir.” Esta práctica está respaldada por décadas de investigación científica. Estudios han demostrado que el mindfulness puede reducir significativamente los síntomas de ansiedad, mejorar la calidad del sueño, disminuir la reactividad emocional y aumentar la sensación de control y bienestar. Y lo mejor: no necesitas ser experto, ni meditar durante horas. Solo empezar. Respirar. Observar. Volver. Una y otra vez.


Mindfulness no es evitar el dolor, sino estar presentes con él, sabiendo que, igual que llegó, también pasará. Y tú puedes aprender a estar ahí. Con la ansiedad. Con tu cuerpo. Con todo lo que eres. Sin juzgar. Solo estando.

 
 
 

Comments


bottom of page